-Ya no es lo mismo- me repetía mientras mi mano sostenía el auricular y mi dedo índice marcaba los botones que componían como siempre el réquiem costumbrista.
Esta seria la ocasión, no dejaría pasar mas el tiempo, 7:02 tus palabras volvían a ser cuchillos para mi cuerpo
-hablemos más tarde, estoy ocupado- dijiste sin saludar
- per… pero yo
- no puedo ahora
-alo!!! ¿Estas ahí?
Como era de costumbre en el teléfono se escuchaba la soledad que me proporcionabas luego de la apasionante interlocución.
-déjalo- me decía la poca sensatez que me quedaba, pero no puedo, la existencia de recuerdos felices en mi mente, el latir constante, -ya no es lo mismo- y apenas puedo soportar que hablemos por compromiso, ¿A caso podré lograr que me escuches solo un momento?, es decir, solo serán dos minutos, dos minutos de tiempo, de espacio, dos minutos, solo dos minutos.
-ya no es lo mismo-, pero lo intento
7:02 – no puedo hablar- repetiste como siempre, mis manos temblaron sin expectativas, otro día de intentos fallidos, 24 horas más de silencio obligado.
1 comentario:
un dia encontre tu blog
y dsde ese dia siempre te leo
a veces me siento tan identificada con tus escritos
no solo por ser textos
si no .. pensamientoss
k andes bien
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