Cuando aparece uno de los signos que me acongojan yo me hiperventilo y lo hago solo porque no soporto esta especie de grillo en mi oído que rechina como si el apocalipsis llegara, lo detesto y detesto aun más estos cortes en mi brazo que aparecen como estigmas pero que no son más que marcas de guerra o más bien marcas de algún trastorno que evidentemente poseo, claramente no soy el concepto de un buena persona, ¿Qué? ¿Cómo dice? ¿Qué porque no lo soy?.
Pues déjeme contarle amigo mío que hace un par de días yo me encontraba en parís, si lo oye Ud. bien. Me encontraba en parís la ciudad del amor y todas esas cursilerías que por lo demás solo son eso “cursilerías” de la peor calaña, si me lo pregunta Ud. París no es nada más que una cárcel mental y yo amigo mío lo he descubierto hace un par de días. Le contare que me encontraba en París cuando recibí un mensaje de Víctor, la persona en la cual yo depositaba toda mi confianza y que por lo demás debo decir era mi amante. Cuento corto aquel imbécil me decía en su mensaje que se largaba de la ciudad del amor en busaca de dios sabe qué y me dejaba a mí, ¿puede Ud. creer eso?.
Como es posible que me dejase así, sin más ni más, después de todo lo que hice por él, después de haberle dado todo lo que una mujer puede darle a un hombre.
Pues Ud. me ve ahora con esta copa de vino, con esta ponzoña, véame aquí en este bar de mala muerte con esta indumentaria, ¡dios! Lo he perdido todo, me he vuelto un ser despreciable, indeseable por cualquier otro ser humano, y ¿Por qué pretender querer ser mejor que esto? ¿A caso se puede vivir después de tal traición? He perdido amigo mío más que un simple amante, he perdido el amor, el amor por mí, el amor por este mundo, el amor por mi cuerpo que ahora mismo le ofrezco por solo un vaso mas de este vil veneno, porque no sabré yo que pase mañana, pero dígame Ud. a caso ¿alguien lo sabe?, por favor se lo pido déjeme perderme esta noche y la siguiente, déjeme ser el viento de París y por sobre todo por favor deje que mi cuerpo muera junto a otro ser humano.
La desesperación se apoderaba de ella y mientras el huésped la miraba con desprecio, ella siguió balbuceando de manera exaltada sus emociones, al paso del tiempo fue perdiendo poco a poco sus 5 sentidos hasta que se desplomo y cayo inconsciente, despertó al día siguiente en el mismo bar y con el mismo desazón.
1 comentario:
ey! tu lectores estamos impacientes por leer otra entrada...
te qero ♥
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