no puedo recordar ningún momento en el cual no estuvieras cuando las cosas se ponían color de hormiga, pero no esas que comen gente en remotos pueblos al sur de África, mas bien me refiero a esas negras que aparecen en invierno, las obreras, pero bueno ese no es el punto central de lo que quería decir.
Cuando heramos niños solíamos estar solos, tu, yo, y el mundillo conveniente para ambos.
Tienes la misma sonrisa de esos años, las mejillas enrojecidas, tal vez por las zanahorias que comías cuando pequeño, no me di cuenta hasta hoy lo que realmente significas en todo lo que soy, contigo no hay nada que esconder. Incluso cuando oculto cosas y las omito, supiste siempre mi idilia y la desdicha cuando la perdí.
tu y el sentido de humor perfecto para las situaciones que acomplejan, al principio solo te veía como esas personas que hay que querer solo porque hay que quererlas, en realidad no es así, siempre has sido importante y ahora aun mas, he descubierto que detrás de esas mortajas estas ahí, junto con aquel palpitar que no solo logro oír en tiempos coléricos, sino mas bien los oigo cuando tu estas lo suficientemente cerca como ahora.
Ciertamente se dice que uno no elige a la familia, que solo debes estar agradecido, te guste o no, lo quieras o no, la aceptas y terminas queriendo.
Pero de eso no consta el vivir, leí por ahí un articulo que decía que la familia es el nido, que te alimentan, te visten, te dan comida, y cuando es el momento sales de aquel nido para encontrar tu propia tribu.
Debo reconocer que es bastante frustrante no tener la certeza de encontrar a aquellas personas la cuales serán para mi eso especial, por ahora me conformo con esta especia de familia que he aprendido a conocer, creo que estarás por siempre en todo lo que haga para bien o para mal, se que estarás y que vendrás de algún lugar para rescatarme del suplicio que viviré, que viviremos.
Que serán esas tardes de sol comiendo helado o pizza, o alguna película que nos recuerde que seguimos siendo los mismos niños de siempre, aquellos que jugaban a la pelota, a la escondida, aquellos que seguimos siendo cuando estamos cerca.
Hemos pasado por tantas cosas, situaciones, me doy cuenta que no soy solo yo la que sufre por amor, por la decepción, por el frió y la indiferencia, hoy me vi reflejada en ti, en tu quebré no planeado.
¿El masoquista vuelve a ser el de siempre?
No trato de hacerte sentir mejor, se que no lo conseguiré, nada te hará cambiar de parecer, aunque odio esa expresión tuya de fingir que todo esta bien, cuando nada es así. Pero al final de cuentas, cada persona sufre como se les de la reverenda gana, tu no eres la ecepción, yo no soy la ecepción.
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